jueves, 6 de agosto de 2015

DÍA 5 (miércoles 5): DANIEL

Otra edición de “A Pradeira Chismosa” da pie a nuevas aventuras en nuestra acampada.



En silencio los monitores vinieron a despertarnos, traían unos péndulos con intención de hipnotizarnos. 


Decían: soy un Babilonio, amo a Babilonia, soy feliz en Babilonia. Realmente… ¡¡nos da la impresión de que cada vez los monitores están más locos!!


No entendíamos nada pero cuando llegamos a desayunar nos encontramos un desayuno especial: bizcocho, bizcocho de chocolate, de frutos secos, diferentes panes… zumos, fruta… Un desayuno buffet donde podíamos coger lo que más nos apetecía. Era un desayuno especial con los mejores manjares de Babilonia. 

Alucinamos mucho con nuestras cocineras: son unas artistas!!

Nos prometieron que en Babilonia siempre desayunaríamos así, que Babilonia es grande y podríamos alimentarnos mejor que es nuestra tierra. Cambiaron nuestros nombres y nos dieron un nombre babilónico porque nos decían que, ahora que pertenecemos a Babilonia, deberíamos olvidar incluso nuestro nombre. 

Con tantas cosas deliciosas que nos mandaron las cocineras no sabíamos qué elegir!

Después de desayunar y de recoger todo, alguien nos llamó y saltó una alarma: “chicos… ¿os dais cuenta de lo que está pasando? los babilonios quieren que olvidemos nuestra cultura, que olvidemos que somos judíos, que olvidemos incluso nuestro nombre, quieren que olvidemos nuestras costumbres, nuestra lengua judía, quieren que nos convirtamos en babilonios y que incluso nos olvidemos de Dios?” Hubo una gran discusión y algunos decían que daba igual, que desayunar con pasteles de chocolate compensaba hacer cualquier cosa, algunos estaban dispuestos a lo que fuese con tal de desayunar así todos los días… y otros decían que no iban a dejarse vender por unos cuantos dulces. Empezó una discusión entre los niños, cada uno estaba de un bando y decidimos que debíamos pensar en esto y que cada uno debería tomar su propia decisión.


Seguimos la mañana con la competición de deportes. 


La competición sigue reñida y hasta el final del campamento no sabremos quienes son los vencedores de cada competición.



Después de los deportes hicimos un juego donde tuvimos que buscar, por equipos, las diferentes partes de una estatua. Todo eran partes de la misma estatua, pero cada trozo estaba hecho de un material distinto que tuvimos que pintar nosotros: plata, bronce, barro y hierro. 


Unimos todo y pudimos ver el resultado: era una estatua humana imponente, grande y fuerte, con cada parte de un material distinto. El especialista en la mesa y la estrategia pudo explicarnos de qué se trataba. Representaba un sueño de Nabucodonosor, el rey de Babilonia, que soñó algo que le inquietó y que le preocupó de verdad, por eso llamó a sus sabios para saber qué significaba ese sueño y asegurarse de que la interpretación fuese buena. 


Le pidió a sus sabios que, antes de darle la interpretación, le contasen qué había soñado sin contárselo él, pero nadie supo contestar a esa pregunta, le dijeron que eso era imposible que sólo los dioses podrían decírselo… pero no apareció nadie en toda Babilonia, ni dioses ni hombres, que supiesen contestar a la pregunta del rey. Bueno si... hubo una persona que sí pudo hacerlo: Daniel un judío esclavo en Babilonia, como tantos otros judíos, que tenía capacidad de contar e interpretar el sueño del rey porque Dios le dijo lo que tenía que decirle. El rey se quedó impresionado con Daniel, a pesar de que le dio malas noticias diciéndole que en algún momento Dios iba destruir su reino.


Después de esta investigación llegó la hora de comer. Hoy teníamos una comida especial: un delicioso pollo asado con patatas, una comida realmente apetitosa; además había un montón de ensaladas que tenían muy buena pinta, pero claro… al lado de aquellas patatas… Ahora los de Babilonia querían comprarnos con una gran comida, pero un monitor dijo que él se negaba a comer el pollo, que no se vendería a los babilonios y todos los monitores estuvieron de acuerdo. Intentaron convencernos de que lo hiciésemos así y que sólo comiésemos ensalada pero casi todos los niños, excepto Ana y Paula, comimos pollo, porque estaba muy bueno!!


Los monitores sólo comieron ensalada y retaron a los niños: ellos comerían solo lechuga y los niños lo que quisiesen y después por la tarde demostrarían que no necesitaban las proteínas de la carne, que si Dios quería podía dar fuerza y energía sólo con lechuga; así que se lanzo el reto a una gran competición: 50 niños contra una docena de monitores. 


Los niños aceptaron el reto: un gran juego de estrategia en el que monitores contra niños tenían que pasarse un mensaje encarcelado con una serie de mecanismos con el que montar la estrategia. Los monitores, con la ayuda de Paula y Ana que tampoco sucumbieron a la tentación del pollo, ganaron y pudieron demostrar que no necesitaban rendirse a los babilonios para ser fuertes y grandes.


Después recuperamos fuerzas con la piscina, la merienda, el chiringo y la visita de la doctora. 


Nuestros pequecampamentistas también disfrutan al 200%

Pudimos hablar un poco más sobre Daniel, que no solamente había interpretado el sueño del rey... 


...estuvo en un foso con leones, en un horno de fuego y un montón de aventuras más… 


Daniel vivió todo esto por no querer venderse a Babilonia y olvidarse de que era Judío… y por tanto para no olvidarse de Dios, que los cuidó en todo momento.


Después de la cena hicimos una ruta nocturna, fuera de la Pradeira, en la que teníamos que encontrar sitios representativos de Babilonia, lo pasamos genial y descubrimos sitios muy curiosos.

Si el dire dice: PISSSSS... 
...todos decimos: CAMAAAAA

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